¿Alguna vez se ha preguntado por qué algunos aceros inoxidables superan a otros en entornos difíciles? En esta entrada del blog exploraremos las fascinantes diferencias entre los aceros inoxidables 316 y 316L. Aprenderá cómo sus propiedades únicas los hacen ideales para diversas aplicaciones exigentes, desde equipos marinos hasta procesos químicos. Sumérjase y descubra qué tipo se adapta mejor a sus necesidades.
Gracias a la inclusión de molibdeno, el acero inoxidable 316 presenta una notable resistencia a la corrosión, al endurecimiento por deformación (que lo hace amagnético), a la corrosión atmosférica y a las altas temperaturas, lo que lo hace adecuado para su uso en entornos difíciles.
Aplicaciones:
Este material se utiliza habitualmente en equipos para las industrias de producción de agua de mar, productos químicos, tintes, fabricación de papel, ácido oxálico, fertilizantes y otras, así como en fotografía, industria alimentaria, instalaciones costeras, cuerdas, varillas de CD, pernos y tuercas.
El acero 316L, que es una variante con bajo contenido en carbono del acero 316, comparte las mismas propiedades que éste y presenta una resistencia excepcional a la corrosión en el límite del grano.
Aplicaciones:
Este material es ideal para productos que requieren una resistencia excepcional a la corrosión en el límite del grano.
Véase también:
Los aceros inoxidables 316 y 316L son tipos de acero inoxidable que contienen molibdeno. El contenido de molibdeno del acero inoxidable 316L es ligeramente superior al del acero inoxidable 316.
Gracias a la presencia de molibdeno, el rendimiento global de estos aceros supera al de los aceros inoxidables 310 y 304.
En condiciones de alta temperatura, cuando la concentración de ácido sulfúrico se sitúa entre 15% y 85%, el acero inoxidable 316 presenta un amplio abanico de aplicaciones. Además, su resistencia a la corrosión por cloruros lo convierte en una opción popular en entornos marinos.
Acero inoxidable 316L, con un contenido en carbono de 0,03%, es ideal para aplicaciones en las que no es posible el recocido tras la soldadura y se exige la máxima resistencia a la corrosión.
Resistencia al calor:
El acero inoxidable 316 presenta una buena resistencia a la oxidación cuando se utiliza de forma intermitente a temperaturas inferiores a 1600°C y de forma continua a temperaturas inferiores a 1700°C.
Es aconsejable evitar el uso continuado del acero inoxidable 316 en el intervalo de temperaturas de 800-1575°C. Sin embargo, cuando se utiliza fuera de este intervalo de temperaturas, muestra una excelente resistencia al calor.
En comparación con el acero inoxidable 316, el acero inoxidable 316L presenta una mayor resistencia a la precipitación de carburos, lo que permite su uso dentro del intervalo de temperaturas mencionado.
Tratamiento térmico:
Recocido de acero inoxidable 316 se lleva a cabo dentro del intervalo de temperaturas de 1850-2050°C, seguido de un enfriamiento rápido para completar el proceso.
Es importante señalar que el acero inoxidable 316 no puede endurecerse mediante tratamiento térmico.
Soldadura:
El acero inoxidable 316 es altamente soldable, y todas las métodos de soldadura puede emplearse para soldar.
El tipo de varilla de relleno o varilla para soldar utilizadas para soldar acero inoxidable 316 deben elegirse en función de la finalidad de la soldadura. Las opciones incluyen varillas de relleno de acero inoxidable 316Cb, 316L o 309Cb.
Para conseguir la mejor resistencia a la corrosión, se recomienda realizar un recocido en la sección soldada de acero inoxidable 316 después de la soldadura. Sin embargo, si se utiliza acero inoxidable 316L, no es necesario el recocido posterior a la soldadura.