Las arrugas en la estampación metálica pueden mermar la calidad de las piezas estampadas, pero pueden controlarse mediante prácticas específicas. Este artículo explora factores como la profundidad de estirado, la fuerza del portapiezas y el radio de las esquinas de la matriz, que influyen en las arrugas. Los lectores conocerán medidas eficaces, como el ajuste de los soportes de la pieza en bruto y los cordones de embutición, para evitar las arrugas y garantizar piezas estampadas lisas y sin defectos. Tanto si se trata de un flujo excesivo de material como de una presión insuficiente, estas ideas ofrecen soluciones prácticas para mantener un alto nivel de calidad en la estampación metálica.
La resistencia al flujo de material a lo largo de la cavidad de la matriz está directamente relacionada con la profundidad de estiramiento. Una profundidad de estirado excesiva en curvas cóncavas y convexas puede causar una distribución desigual de la resistencia a la deformación, lo que provoca arrugas. Es mejor evitar profundidades excesivas siempre que sea posible.
Las arrugas uniformes alrededor de la pieza indican una fuerza insuficiente del soporte de la pieza en bruto. El aumento gradual de la fuerza de sujeción de la pieza en bruto puede eliminar las arrugas. Al dibujar formas cónicas y semiesféricas, la mayor parte del material queda inicialmente en suspensión, por lo que es probable que se formen arrugas laterales.
Además de aumentar la fuerza de sujeción de la chapa, también es eficaz introducir cordones de tracción para aumentar la tensión de tracción radial dentro de la chapa, eliminando así las arrugas.
Un radio de esquina de matriz grande reduce la resistencia a la flexión que encuentra la pieza en bruto al entrar en la matriz, lo que aumenta la probabilidad de arrugas. Un radio más pequeño aumenta la resistencia a la flexión y reduce el riesgo de arrugas, pero puede provocar grietas y desgarros en la pieza.
La amplia experiencia de producción ha demostrado que la formación de arrugas en las piezas estampadas se debe principalmente a la acumulación de material y a la excesiva velocidad de movimiento local del material durante el estirado. Las soluciones prácticas deben considerar el ajuste de los mecanismos correspondientes en el molde para lograr buenos resultados.
Para evitar las arrugas hay que asegurarse de que la matriz mantiene el material en su sitio y controla la velocidad de flujo de la chapa durante el estirado. Si el material fluye con demasiada rapidez, pueden producirse arrugas; por el contrario, si fluye con demasiada lentitud, la pieza puede agrietarse.
Los portapiezas presionan y sujetan la sección deformable de la pieza en bruto, aplicando fuerza para evitar que la pestaña se abombe y se arrugue. La fuerza debe ser la adecuada. Los portapiezas se clasifican en elásticos y rígidos: los elásticos son adecuados para la embutición superficial y los rígidos para la embutición profunda.
Los cordones de estirado en el portapiezas son un método eficaz para ajustar y controlar la resistencia a la deformación. Al regular el flujo de material, los cordones de estirado garantizan una resistencia uniforme durante el estirado, adaptando el volumen de material que fluye hacia la cavidad del molde a los requisitos de la pieza, evitando así el exceso que causa arrugas o las cantidades insuficientes que provocan grietas.
Para piezas estiradas de forma compleja, especialmente las que tienen pestañas pequeñas, los cordones de estirado deben colocarse donde la tensión de tracción radial sea menor, es decir, donde la chapa fluya con facilidad.
Para piezas con rebordes pequeños, puede añadirse material adicional (tolerancia de proceso) para acomodar los frenos y eliminarlo posteriormente durante el recorte. Para piezas embutidas con profundidades variables, los frenos deben colocarse en zonas con menos flujo de material para evitar que el exceso de material entre en la cavidad de la matriz y provoque arrugas.