¿Por qué es tan importante elegir el material adecuado para los engranajes? La selección de los materiales adecuados garantiza que los engranajes cumplan requisitos como la resistencia al desgaste, la durabilidad y la eficacia. Este artículo explora los distintos materiales de los engranajes, sus propiedades y sus aplicaciones ideales, desde el acero hasta las opciones no metálicas. Los lectores aprenderán a adaptar el material de los engranajes a condiciones específicas, optimizando el rendimiento y la longevidad. Descubra los factores clave que influyen en estas decisiones críticas, haciendo que sus sistemas de engranajes sean robustos y fiables.
A partir de los modos de fallo de los engranajes, es evidente que el diseño de la transmisión por engranajes requiere una cuidadosa consideración de las propiedades de los materiales. La superficie del diente debe poseer una alta resistencia al desgaste, a la corrosión por picaduras, al desgaste adhesivo (gripado) y a la deformación plástica, mientras que la raíz del diente necesita una excelente resistencia a la fractura.
Por consiguiente, los requisitos fundamentales de los materiales para engranajes pueden resumirse como sigue:
Para cumplir estos requisitos, los diseñadores de engranajes suelen emplear materiales y procesos de tratamiento térmico avanzados. Por ejemplo:
La selección de los materiales y tratamientos adecuados para los engranajes debe tener en cuenta factores como las condiciones de carga, el entorno operativo, los procesos de fabricación y la rentabilidad. Las técnicas avanzadas de ingeniería de superficies, como los recubrimientos por deposición física de vapor (PVD), pueden mejorar aún más las propiedades de la superficie de los engranajes para condiciones de funcionamiento extremas.
El acero es el material más utilizado y versátil para la fabricación de engranajes debido a su excepcional combinación de propiedades mecánicas y capacidades de procesamiento. Su dureza inherente y su resistencia a los impactos lo hacen ideal para soportar las cargas cíclicas y los golpes repentinos que suelen sufrir los engranajes en diversas aplicaciones.
Una de las principales ventajas del acero es que puede mejorarse considerablemente mediante tratamiento térmico o procesos termoquímicos. Estos tratamientos pueden mejorar drásticamente las propiedades mecánicas del engranaje, en particular su dureza superficial y su resistencia al desgaste, que son cruciales para el rendimiento y la longevidad del engranaje. Por ejemplo:
1. Acero forjado para la fabricación de engranajes
El acero forjado se utiliza ampliamente en la producción de engranajes debido a sus propiedades mecánicas superiores y a su integridad estructural. La selección del grado de acero depende de la aplicación específica del engranaje, siendo las opciones más comunes los aceros al carbono y aleados que contienen (0,15 - 0,60)% de carbono. Estos materiales ofrecen un equilibrio óptimo de resistencia, tenacidad y maquinabilidad, esenciales para el rendimiento de los engranajes.
El acero forjado utilizado en la fabricación de engranajes puede clasificarse en dos tipos principales en función de la dureza de la superficie final del diente:
a) Engranajes de superficie de dientes blandos:
Estas ruedas dentadas se fabrican normalmente con aceros de bajo contenido en carbono (0,15 - 0,30% C) y se utilizan en aplicaciones en las que se requiere una resistencia moderada y una excelente mecanizabilidad. Las superficies de los dientes permanecen relativamente blandas tras el tratamiento térmico, lo que facilita el mecanizado posterior a la forja y proporciona unas buenas características de desgaste.
b) Engranajes endurecidos:
Fabricadas con aceros de medio a alto contenido en carbono (0,30 - 0,60% C) o aceros aleados, estas ruedas dentadas se someten a tratamientos de endurecimiento superficial como el carburizado, la nitruración o el endurecimiento por inducción. La superficie dura del diente resultante ofrece una resistencia superior al desgaste y a la fatiga, lo que las hace adecuadas para aplicaciones de alta carga y alta velocidad.
Es importante señalar que la fundición puede ser preferible a la forja en el caso de engranajes con dimensiones excesivamente grandes o geometrías intrincadas, ya que el proceso de forja puede resultar económica o técnicamente complicado en estos casos. La elección entre forja y fundición depende de factores como el tamaño del engranaje, la complejidad, el volumen de producción y los requisitos de rendimiento.
2. Engranajes de superficie dentada blanda (dureza 350 HBS):
Debido a los moderados requisitos de resistencia, velocidad y precisión, la pieza bruta del engranaje se somete a un tratamiento térmico antes del tallado del engranaje. Este proceso, normalmente normalización o temple y revenido, facilita el mecanizado y prolonga la vida útil de la herramienta al reducir el desgaste durante las operaciones de corte.
A continuación, el proceso de tallado de engranajes produce directamente el producto acabado.
Generalmente, estos engranajes alcanzan un grado de precisión de 8 según las normas ISO. Sin embargo, con técnicas de corte de precisión, es posible alcanzar un grado de precisión superior, de 7.
Este tipo de fabricación de engranajes se caracteriza por su sencillez, rentabilidad y eficacia de producción. El flujo del proceso suele implicar:
El enfoque de superficie de diente blando es especialmente adecuado para aplicaciones en las que no se requiere una dureza extrema, ya que ofrece un equilibrio entre rendimiento y facilidad de fabricación.
3. Engranajes endurecidos (dureza 350 HBS y superior):
Estos engranajes son componentes cruciales en maquinaria de alta velocidad, alta resistencia y precisión, como máquinas herramienta avanzadas y motores aeroespaciales. Su excepcional rendimiento se atribuye a una combinación de propiedades superiores del material, alta resistencia del diente y elevada dureza de la superficie del diente (que suele oscilar entre 58 y 65 HRC).
El proceso de fabricación de estos engranajes de alta precisión suele seguir una secuencia de tres pasos:
Esta secuencia permite lograr una precisión excepcional, con engranajes que alcanzan grados de calidad ISO 5 o incluso 4. El proceso de acabado, en particular el rectificado de engranajes, es esencial para alcanzar niveles de precisión tan elevados.
Se emplean varios métodos de tratamiento térmico para mejorar las propiedades superficiales del engranaje, entre ellos:
La elección del material y del método de tratamiento térmico depende de los requisitos específicos de la aplicación y de las características de rendimiento deseadas.
Los aceros aleados se utilizan principalmente para estos engranajes de alto rendimiento debido a su capacidad para adaptarse a propiedades específicas. Seleccionando cuidadosamente los elementos de aleación y sus proporciones, los fabricantes pueden mejorar:
Además, mediante un tratamiento térmico preciso o procesos termoquímicos, las propiedades mecánicas y la dureza superficial pueden optimizarse para cumplir especificaciones exigentes.
Para las aplicaciones aeroespaciales que requieren un funcionamiento a alta velocidad, una gran capacidad de carga y un tamaño y peso mínimos, se utilizan aceros aleados especializados. Algunos ejemplos son 20CrMnTi y 20Cr2Ni4A, que ofrecen un excelente equilibrio entre resistencia, durabilidad y eficiencia de peso.
Los engranajes endurecidos resultantes presentan una superficie de dientes dura combinada con un núcleo resistente, lo que proporciona una combinación óptima de resistencia al desgaste y a los impactos. Esto los hace ideales para aplicaciones críticas en las que la fiabilidad y el rendimiento son primordiales.
4. Acero fundido
El acero fundido ofrece una excelente resistencia al desgaste y una gran solidez, lo que lo convierte en un material valioso para aplicaciones industriales. Sin embargo, para optimizar sus propiedades mecánicas y su microestructura, son esenciales los tratamientos térmicos posteriores a la fundición. El recocido y la normalización son los principales procesos aplicados a los componentes de acero fundido.
El recocido consiste en calentar el acero fundido a una temperatura específica, mantenerla durante un tiempo predeterminado y, a continuación, enfriarlo lentamente. Este proceso reduce las tensiones internas, mejora la ductilidad y aumenta la maquinabilidad. La normalización, por su parte, consiste en calentar el acero por encima de su temperatura crítica y enfriarlo con aire. Este tratamiento refina la estructura del grano, aumenta la resistencia y la tenacidad y proporciona propiedades más uniformes en toda la pieza fundida.
Para aplicaciones que requieren una resistencia y dureza aún mayores, el acero fundido puede someterse a un proceso de temple y revenido. Este proceso de tratamiento térmico en dos etapas es especialmente beneficioso para los engranajes de gran tamaño sometidos a grandes cargas y desgaste. El temple enfría rápidamente el acero calentado, normalmente en aceite o agua, para formar una estructura martensítica dura. El templado posterior a temperaturas más bajas alivia las tensiones internas y mejora la tenacidad, manteniendo gran parte de la dureza obtenida durante el temple.
La fundición gris se caracteriza por su microestructura única, que contiene escamas de grafito en una matriz perlítica o ferrítica. Esta estructura le confiere propiedades mecánicas específicas:
La fundición gris suele emplearse en aplicaciones que requieren:
Las aplicaciones más comunes son:
Al seleccionar la fundición gris para una aplicación específica, es fundamental tener en cuenta el grado (determinado por la resistencia a la tracción) y las condiciones de carga específicas para garantizar un rendimiento y una longevidad óptimos.
Para mitigar el ruido y las vibraciones en los sistemas de engranajes, los ingenieros suelen emplear materiales no metálicos para el piñón, manteniendo el acero o la fundición para el engranaje mayor. Entre las opciones no metálicas más comunes se encuentran los polímeros de alto rendimiento, como el polioximetileno (POM), la poliamida (nailon) y las resinas fenólicas (por ejemplo, la baquelita). Estos materiales ofrecen excelentes propiedades de amortiguación, peso reducido y características de autolubricación, lo que contribuye a un funcionamiento más silencioso y una mayor eficacia.
La selección de materiales no metálicos para engranajes requiere una cuidadosa consideración de factores como la capacidad de carga, la temperatura de funcionamiento y las condiciones ambientales. Por ejemplo, los grados reforzados de estos polímeros, que incorporan fibras de vidrio o de carbono, pueden mejorar significativamente la resistencia y la estabilidad dimensional, lo que los hace adecuados para aplicaciones más exigentes.
Aunque los engranajes no metálicos ofrecen numerosas ventajas, el engranaje de acero o hierro fundido de acoplamiento sigue necesitando una dureza superficial apropiada para garantizar una resistencia adecuada al desgaste y a la corrosión por picaduras. El rango de dureza superficial recomendado para los engranajes metálicos suele situarse entre 250 y 350 HBS (escala de dureza Brinell). Este rango de dureza proporciona un equilibrio entre la resistencia al desgaste y la tenacidad, esencial para prolongar la vida útil del engranaje y obtener un rendimiento fiable.
Para conseguir la dureza superficial deseada, pueden emplearse diversos procesos de tratamiento térmico, como el endurecimiento por inducción, el carburizado o la nitruración, en función de los requisitos específicos del material y la aplicación. Además, los tratamientos superficiales como el granallado pueden mejorar aún más la resistencia a la fatiga y la distribución de la tensión en los dientes del engranaje.
La selección de los materiales de los engranajes es un proceso crítico en el que influyen múltiples factores. Las siguientes consideraciones clave deben guiar esta selección:
El material del engranaje debe ajustarse a los requisitos operativos específicos:
El entorno operativo y los requisitos de rendimiento deben ser las principales consideraciones a la hora de seleccionar el material.
Los aceros aleados son los preferidos para engranajes sometidos a altas velocidades, cargas pesadas y fuerzas de impacto significativas debido a su mayor resistencia, tenacidad y resistencia a la fatiga.
Los engranajes aeroespaciales exigen aceros aleados de alta resistencia con tratamientos de endurecimiento superficial para maximizar la densidad de potencia y minimizar el peso.
Teniendo en cuenta cuidadosamente estos factores, los ingenieros pueden seleccionar los materiales de engranajes más adecuados para garantizar un rendimiento, una longevidad y una fiabilidad óptimos en diversas aplicaciones.
En conclusión, la selección de los engranajes depende en gran medida de la aplicación específica y del entorno operativo. Los distintos casos de uso exigen diferentes consideraciones, y la elección del material desempeña un papel crucial en cada escenario.
A la hora de diseñar engranajes, hay que prestar especial atención a la selección de materiales para garantizar un rendimiento, longevidad y fiabilidad óptimos. Deben tenerse en cuenta factores como la capacidad de carga, la resistencia al desgaste, la temperatura de funcionamiento, la resistencia a la corrosión y la rentabilidad. Por ejemplo, los aceros al carbono pueden ser adecuados para engranajes de uso general, mientras que las aleaciones especiales o incluso los materiales no metálicos, como los polímeros de alto rendimiento, pueden ser necesarios para condiciones extremas.
Además, la función prevista del engranaje dentro de un sistema, ya sea la transmisión de potencia, el posicionamiento de precisión o la reducción de ruido, influirá aún más en la elección del material y el diseño. Al adaptar meticulosamente los materiales y diseños de los engranajes a sus aplicaciones específicas, los ingenieros pueden crear engranajes que no solo son prácticos y duraderos, sino también altamente eficientes y adaptados para sobresalir en sus funciones previstas.